La Leyenda es el eslabón que une la
prehistoria con la Historia misma. Y en verdad, la historia del hombre en su
período nebuloso no es más que una sucesión de leyendas. Cada vez que el ser
humano se encontró ante enigmas indescifrables o simplemente ante hechos
inexplicables, buscó en la fantasía el origen y desenlace del enigma, de
acuerdo a su sensibilidad, psicología y mentalidad. La leyenda es la reacción del
hombre ante lo inexplicable
(Lázaro Flury - Prof. de Folklore -
Investigación Folklórica)
LAS TERMAS DE CACHEUTA (leyenda quechua)
Esto
pasó en el año 1532. Se cuenta que un chasqui llegó a las tierras de Cacheuta,
poderoso cacique que dominaba las tierras de la actual Mendoza y los valles
aledaños. El joven emisario no traía buenas nuevas: el gran Atahualpa, el señor
inca, heredero del Inti, había sido tomado prisionero y los pueblos hermanos
pedían ayuda.
Cacheuta
era un cacique guerrero sumamente solidario y no escatimó esfuerzos para
organizar la campaña de liberación del señor de todos los quechuas. Exigió
colaboración a sus súbditos y unos días después ya estaba todo preparado: un
grupo de llamas esperaba cargado con petacas de cuero repletas de objetos de
oro y plata. Los hombres, listos para emprender el viaje de rescate.
La
expedición partió. El plan era sencillo: el oro y la plata negociarían la
libertad del soberano de los quechuas. Pero el camino, con senderos angostos y
peligrosos, no era tan sencillo. Los vericuetos de la montaña, que en un
principio resultaron nefastos, sirvieron de reparo ante un posible ataque, al
distinguir a lo lejos un puñado de gente armada que no resultaba amiga.
Resguardados
tras un recodo los indígenas se pusieron en guardia y, por las dudas,
escondieron rápidamente los tesoros en una grieta del cerro.
El
grupo que de lejos parecía pequeño no lo era tanto, y el encuentro fue
sangriento. Cacheuta murió, sus vasallos fueron valerosos, pero los otros los
superaban en número y en armamentos: los dominaron.
Sin
embargo, no pudieron los vencedores sacarles una palabra sobre lo escondido en
la montaña. Pero como estaban en el lugar adecuado y la tierra que tapaba la
grieta se notaba recién trabajada, llegaron al sitio del tesoro y se
dispusieron a sustraerlo.
Entonces
algo pasó: chorros de agua hirviendo surgieron de entre las piedras quemando a
los traidores. Murieron en el acto, allí, junto a las codiciadas riquezas.
Cacheuta
también falleció, pero su espíritu indomable fue el que hizo brotar el agua que
terminó con los que no le permitieron cumplir su objetivo.
Para
los lugareños, esas aguas son el símbolo de la solidaridad humana, llevan en sí
la nobleza de su origen: la hermandad de los pueblos por su libertad. Desde
entonces, se brindan generosas a los que acuden buscando alivio para sus males.
Leyendas Indígenas de la Argentina -
Lautaro Parodi
FUENTE:
http://www.folkloretradiciones.com.ar/superstic_leyendas/
Excelente crónica. gracias por compartirla
ResponderEliminarMuy largo!
ResponderEliminarPajero
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