La Leyenda es el eslabón que une la
prehistoria con la Historia misma. Y en verdad, la historia del hombre en su
período nebuloso no es más que una sucesión de leyendas. Cada vez que el ser
humano se encontró ante enigmas indescifrables o simplemente ante hechos
inexplicables, buscó en la fantasía el origen y desenlace del enigma, de
acuerdo a su sensibilidad, psicología y mentalidad. La leyenda es la reacción del
hombre ante lo inexplicable
(Lázaro Flury - Prof. de Folklore -
Investigación Folklórica)
PUENTE DEL INCA (leyenda de
Mendoza)
Una
vez hubo un inca sumamente generoso; amaba a su gente deseando para todos un
imperio rico y soberano. Se preocupaba por igual de los problemas de la vida
diaria como de salir a recorrer su territorio de un extremo a otro, tratando de
conquistar nuevas tierras. Para continuar con la tradición de sus antepasados
jamás invadía un territorio a la fuerza. Primero invitaba a los pobladores a
formar parte de sus dominios; a cambio ofrecía enseñarles a sembrar y aseguraba
que nunca les faltaría tierra ni comida. De esta manera, casi nunca era
necesario luchar. Un día el inca cayó gravemente enfermo. Ni los sacerdotes ni
los hechiceros pudieron descubrir de cuál mal se trataba; el hijo de Inti (Inti
es el dios Sol) se agravaba cada vez más y todos temieron por su vida.
Hasta
que una tarde, los chasquis que corrían velozmente de una posta a otra y transmitían
las noticias de pueblo en pueblo, avisaron a los servidores del inca, que en el
Sur existía el remedio que podría curado. Inmediatamente, comenzaron los
preparativos para la travesía a lo largo de la cordillera y cuando todo quedó
listo, partieron desde Cuzco, capital del Imperio, en busca del tan preciado
remedio. Una de las cosas que más enorgullecía a los incas, eran los caminos de
piedras que se extendían en todo su territorio. Por ellos anduvieron
atravesando valles y montañas; cuando llegaba la noche, acampaban alrededor de
las posadas que se levantaban a los costados del camino. Adentro de la posada
descansaba el inca para reponer sus fuerzas. No se desalentaron en ningún
momento a pesar de la dura y larga travesía; una esperanza mucho más fuerte que
todo eso los alentaba e incitaba a seguir adelante. Querían mucho a su monarca
y deseaban fervientemente que recuperara la salud lo antes posible. Continuaron
la marcha por muchos días hasta que por fin, encontraron el nacimiento de un
río que corría paralelo al camino y siguieron en esa dirección. Las aguas
bajaban torrencialmente y levantaban nubes de finísimas gotas al estrellarse
contra las rocas y el ruido de la turbulenta corriente quebraba el silencio de
la imponente cordillera. Los peregrinos siguieron su camino hasta llegar a un
punto donde el río cambió su curso en una pronunciada curva al Este,
cerrándoles el paso. Ahí, su caudal era mucho más profundo y su torrente hacía
imposible el cruce a la otra orilla.
Hicieron
un alto y acamparon decididos a buscar un lugar por dónde poder atravesar. Fue
así que formaron grupos dirigidos por un guía y se turnaron; mientras unos
descansaban otros recorrían la zona tratando de encontrar el paso.
Desgraciadamente no tuvieron suerte y los grupos volvían cada vez más
desalentados de sus expediciones, hasta que por fin se dieron por vencidos y
formaron un consejo para decidir qué se haría y después de muchas discusiones y
cambios de ideas, llegaron a la triste conclusión de que debían volver.
Abatidos, pensaron que su monarca, cansado por el viaje, no podría resistir el
regreso y era probable que no volviera a ver a su querido Cuzco.
Se
dispusieron a pasar la noche en ese lugar, para iniciar al otro día el retorno.
Rodearon al inca tratando de estar más juntos y unidos que nunca, como para
darse entre sí, el valor y la fuerza que necesitaban para volver y como para
protegerse de esa gran pena que los invadía en cada momento. Mientras tanto,
Inti, que ya se estaba por ocultar en el horizonte, vio lo que ocurría. La
hazaña que los incas habían sido capaces de realizar por amor a su monarca, no
escapó a la vista del dios y quiso premiar el fervor de este grupo abnegado de
súbditos. Entonces consultó con Mama Quilla, la Luna, y entre los dos
decidieron ayudarlos inmediatamente. Al amanecer del día siguiente, los incas,
entre dormidos y despiertos, vieron azorados frente a ellos un ancho puente
tendido que les señalaba el camino. Los dioses lo habían construido para que
pudieran pasar. y así, llenos de alegría, reanudaron la marcha con nuevas
esperanzas.
Tuvieron
mucho que andar todavía y el inca se agravaba más y más, ya ni siquiera abría
los ojos para observar a su gente, como lo hacía antes; ninguna palabra volvió
a salir de su boca y dormitaba permanentemente. Obligados a hacer muchos altos
en el camino porque se fatigaba con facilidad, la marcha se hizo más lenta y
penosa, pero no desfallecieron en ningún momento.
Por
fin llegaron al lugar indicado; de inmediato se distribuyeron las tareas,
mientras unos buscaban las hierbas medicinales, otros construyeron una gran
tienda para alojar a su monarca e instalar todo lo necesario para su curación.
No fue en vano todo el extraordinario esfuerzo que le dedicaron; en poco tiempo
empezó a mejorar para alegría de todos. Entonces emprendieron el regreso entre
cantos y oraciones de agradecimientos a sus dioses. Los chasquis corrieron
velozmente delante de ellos y llevaron la buena nueva. Todo el pueblo los
esperó ansioso y preparó grandes festejos en su honor. Los templos se vieron
resplandecientes, ya listos para ceremonias y ritos.
El
inca entró en la capital, totalmente repuesto; su pueblo lo saludó con cariño y
lo acompañó hasta su morada. Poco tiempo después, el hijo de Inti volvió a
reinar en el Imperio. Desde entonces, al noroeste de la provincia de Mendoza,
donde pasa el río Las Cuevas, el mismo que interrumpió el paso de los
peregrinos, se levanta el Puente del Inca que unió las dos orillas y debajo de
su arco siguen pasando torrencialmente las aguas del río andino.
Literatura Argentina- Juan B.
Ambrosetti
FUENTE:
http://www.folkloretradiciones.com.ar/superstic_leyendas/
No hay comentarios:
Publicar un comentario